Hoy ha sido un día de esos en los que hemos discutido por WhatsApp, así que es necesaria una reconciliación con la que ambos hemos estado de acuerdo. Sin embargo los dos sabemos que hoy, por desgracia, no podrá ser, y que tendremos que esperar hasta el viernes (si todo va bien). Por eso, y teniendo en cuenta que hace un par de días que esperas esta segunda parte (que no he podido escribir porque sabes que voy hasta arriba de curro), he decidido que hoy es un buen día para hacerla.
A eso de las seis de la mañana volví a despertarme de nuevo, y de nuevo con un empalme que no me dejaba ponerme bocabajo. Me descubrí pensando en tí, aún, y con una excitación que no era normal. Supe de inmediato que si hubieras estado al lado te hubiera despertado probablemente haciéndote una comida de coño gloriosa.
Miré la hora y pensé que tendría sueño al día siguiente, así que cerré los ojos y traté de dormirme, pero lo único que conseguí fue dar vueltas y más vueltas en la cama. Con cada una de esas vueltas, y con mi verga absolutamente dura, cada roce en la misma despertaba en mi mente nuevas imágenes contigo, a cuál más caliente. En una de ellas te tenía atada a una silla, mientras me la mamabas a saco. En otra te penetraba el culo desde atrás, mientras te azotaba las nalgas con una especie de fusta. En otra nos hacíamos un 69, de lado, con el que regabas mi boca de tus flujos al correrte...
Cada vez era peor, así que decidí que daba igual, que me masturbaría otra vez. Con la izquierda empecé a acariciarme los huevos, y con la derecha a hacerme una paja urgente, pero suave. En mi mente estabas sentada sobre mi cara, restregando tu coñito contra mi boca. Mis manos en tus nalgas imprimían el ritmo, y tus jadeos eran, como siempre, música para mis oídos. Te acelerabas más, y me decías cómo te gustaba ser mi puta, y yo te decía que eras una zorra de categoría. Eso nos excitaba aún más.
Tus manos llegaban, en esa posición, a mi polla, y eras tú la que la me pajeabas mientras te comía el coño a placer. No sabes las ganas que tengo de hacer que te corras así, para no desperdiciar ni una gota tuya.
Fue increíble, pero imaginándote así llegué en seguida.
El post terminaba aquí, pero quiero añadir algo más. Igual te lo he dicho en otras ocasiones, aunque no fuera de esta manera, pero es importante que lo haga también hoy y aquí, porque quiero que tod@s l@s que leen nuestro blog lo tengan muy claro: te quiero como a nadie, no amo a nadie como te amo a ti, ni deseo a nadie como te deseo a ti, ni sé si alguna vez volveré a desear a alguien de esta manera. De verdad creo que no.
Sé que lo sabes perfectamente, pero también sé que necesitas que te lo diga de vez en cuando. Me pones, mi vida, no sabes cómo. Y adoro la forma que tienes de mimarme, y la de enfadarte, y la de ser en general... Y, cariño, follas como los ángeles ;-)
No hacía falta que me lo dijeras.Lo sé mi cielo.Gracias por quererme de esa manera.Te deseo mucho mi vida.Sigue pensando en mí siempre.
ResponderEliminarEso es lo que ella te dirá.
Un beso mi cielo
Qué razón tienes, Maruxela, ni te lo imaginas. XD
ResponderEliminarMaruxela: Lo comenté con Step, y estaba de acuerdo, como después comentó aquí.
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