viernes, 30 de diciembre de 2011

Tarde de cine

La película no es que esté mal, pero tampoco es una caña. Es de esas que las ves porque no sabes qué otra elegir. Y en el cine prácticamente estamos solos, no hay nadie más en la fila. Sí, gente arriba y abajo, pero en la fila nadie.

Nos mimamos un poco, nos hemos dicho lo que nos íbamos a comer por la noche, el uno del otro. Y a la sala entramos ya calientes como nadie. De vez en cuando algún beso perdido, y entonces me coges la mano, la metes por debajo de tu falda, por entre las bragas, y me doy cuenta de lo empapada que estás.

-Hazme una buena paja amor -me dices.

Empiezo a hacértela, mientras mis pantalones empiezan a apretar más de la cuenta. Te meto y te saco los dedos mientras mi polla crece y se endurece en un sitio tan estrecho. Empiezas a gemir en mi oído, flojito, para que no te oiga nadie. Estás disfrutando, y no quieres que pare.

-¿Qué vas a dar a cambio? -te pregunto sin dejar de pajearte.
-Tú sigue.
-Pero, ¿qué me vas a dar?
-Uff, qué gusto amor, la mejor mamada del mundo.

Te lo hago un poco más rápido, y reprimes un gemido mordiéndome la oreja.

-Lo que daría por tener tu polla entre mis piernas ahora mismo -me dices.

Desciendo el ritmo de la paja, te acaricio un poco el clítoris, trato de meterte un dedo empapado en el culo, y vuelvo al ataque.

-Así, así... -me susurras.
-¿Una mamada sólo?
-Lo que quieras, pero sigue.
-¿Lo que yo quiera?
-Mmm, sí, lo que quieras, pero sigue follándome así...
-Quiero una mamada hasta el final -incremento el ritmo, la profundidad y la fuerza. Apenas puedes dejar escapar un gemido un poco más fuerte.
-Eres un cabrón... -me dices jadeando-, no pares por favor, casi me corro ya...
-¿Trato hecho? -te lo hago más abajo, toco donde te gusta, sigo pajeándote, empiezas a chorrear.
-Sí, sí, sí, sí..., te haré una mamada hasta que te corras, umm... -acabas corriéndote como nadie, y cuando ya estás lista, mis dedos saben a gloria.

¿Misión cumplida? No sé, no sé...

Anoche también

Ya sabes cómo me fui anoche, igual que tú, cómo nos fuimos. La responsabilidad no debería existir, pero lo hace. Trabajar al día siguiente, sobretodo en uno en el que se necesita tanta concentración como en el mío, con sueño, es muy negativo. Así que nos quedamos sin.

Llegué a casa y antes de dormir, al baño. Y allí no pude evitarlo. Imaginarte desnuda, haciéndote de todo, donde fuera, no importa si el coche, la cama, donde sea..., fue demasiado. Tenía entre las manos mi polla dura como nunca, y empecé a pajearme. Pero las pajas que me hago pensando en ti me gusta disfrutarlas bien, así que no me quedaba mucho para correrme cuando paré.

Me fui a la cama, y allí volví de nuevo a donde estaba. Estaba contigo, los dos desnudos. Mi verga absolutamente dura y destilando ya las pequeñas gotitas que veo a veces justo antes de que te la metas en la boca.

-Quiero ver cómo te masturbas para mi -te digo.
-No, quiero tu polla, me gusta que me folles.
-Hoy quiero verte, y si me gusta lo que veo..., si me pones lo suficiente, te follo, quiero ver cómo disfrutas cuando no estoy yo.
-Eres un cabrón, y lo sabes.

Pero empiezas a acariciarte. Yo también lo estoy haciendo. Cierras los ojos y sigues. De vez en cuando los abres y me ves pajeándome mientras te miro. Sacas los dedos de tu coño y los chupas para ponerme más, pero sigo impasible sonriendo y disfrutando de verte. Vuelves a cerrar los ojos, voy muy muy caliente. 

Casi sin darte cuenta dirijo tu mano libre a mi polla, y la pajeas, me acaricias los huevos.

-Fóllame ya, lo necesito -me pides.
-Aún no, sigue masturbándote.

Y sigues pajeándonos a los dos. Tú aceleras el ritmo, estás empezando a disfrutar.

-Fóllame, cabrón...
-No.

Me levanto, y acerco mi verga a tu boca. Como si la estuvieras deseando la engulles, la tragas, la chupas. La levantas y tu lengua se pasea por mis huevos, casi llegando a mi culo, y vuelves a engullirla, sin dejar de pajearte. Entonces mis manos se dirigen a tu coño. Estás empapadísima, y sigues chupando y pajeando mi verga, ahora con las dos manos.

Yo estoy casi sentado sobre tu pecho, metiéndote los dedos y sacándotelos, follándote el coño con ellos. Tú metes mi polla entre tus tetas y me pajeas con ellas. Es delicioso, y sigo masturbándote. Te arqueas, y vuelves a meterte mi polla en la boca, qué forma de mamarla, me estás llevando al cielo.

-Si sigues chupando así voy a correrme en tu boca.
-Pues fóllame ya.

No me hago de rogar más. Bajo y coloco mi verga en la entrada de tu coño, y empujo con fuerza hasta arrancarte un gemido de gusto. Te follo así durante unos instantes. Pero tú estás que quieres más. Te recolocas, te pones en cuatro, y me pides que te folle como la puta que eres.

Yo no puedo resistirme, y lo sabes. Empiezo a follarte así, primero despacio, y luego a golpes que arrancan gemidos de tu garganta. Y así, follándote de esta manera, llego al momento culminante.

-Dios, voy a correrme, la saco.
-Ni se te ocurra, estoy a punto.

Me sorprendo, pero te hago caso, da igual todo, y sigo follándote sin parar. Mi leche se cuela en tu interior, doy un bramido de los míos, y sigo empujando y follándote mientras mi leche te inunda por dentro, y entonces te quedas sin respiración durante unos instantes, para soltar el gran gemido después. Siento tus chorros cayendo por mis huevos, tu corrida, y te fallan las fuerzas, caes, yo contigo, y sigo follándote aún un poco más, en nuestros últimos estertores, hasta quedarnos quietos, abrazados, yo sobre tu espalda, con la polla aún dentro, disfrutando de tu calor.

Por supuesto, en la cama, mientras me hacía la tremenda paja, me han llegado casi a la garganta. Y esta mañana he tenido que quitar las sábanas. Es lo que tiene no tocarse en días.

martes, 27 de diciembre de 2011

Fantasía de estos días

No sé cómo verás esta fantasía. Supongo que habrá cosas de ella que te gusten y cosas que no, pero piensa que es sólo una fantasía, y que al igual que a mi me encanta cuando me cuentas las tuyas, a mi también me gusta contártelas a ti. Y también que sé que habrá fantasías que cumplamos y otras que no, simplemente son fantasías de ahí no tienen por qué pasar, si no queremos los dos.

Supongo que esta se ha dado por el tema de últimamente del local liberal. También porque he estado buscando mucha información para que lo disfrutemos a tope, para que tú puedas encontrarte cómoda en todo momento, y sobretodo porque es algo que hacemos JUNTOS, y esto es algo que no debemos perder de vista en ningún momento. Haremos lo que queramos los dos, pero siempre juntos, esa es mi premisa.

En mi fantasía entrábamos en el local, nos tomábamos algo juntos y hablábamos de temas que nos iban calentando a los dos. Las caricias y los besos nos los dábamos sin ningún tipo de pudor, cada vez que nos apetecía. Según iban entrando más parejas nos íbamos fijando en ellas. Yo te preguntaba qué te parecían ellos, y tú que qué me parecían ellas, y cosas picantes que nos gustaría ver que hicieran, o hacer delante de ellos. Así nos íbamos caldeando poco a poco.

En un momento determinado nos animamos a ir a los vestuarios y allí nos pusimos cómodos. Entonces decidimos ir a las duchas y darnos una relajante, los dos juntos. Por supuesto no tardamos en follarnos ahí, disfrutando de un buen polvo bajo la ducha, pero sin corrernos, para poder seguir disfrutando de la noche.

Tú te habías puesto el ¿susú? (jamás aprenderé cómo se llama), y yo iba con la toalla puesta, para dirigirnos de nuevo al bar. Habían llegado algunas parejas más, y algunas de ellas nos estaban dando a las demás un espectáculo de órdago. Es el momento que yo aprovecho para besarte y meterte mano. Tú cierras los ojos y te dejas hacer, y mientras yo te meto mano, prácticamente lo enseñas todo, las tetas y el coño. Las tetas cuando decido comértelas bajando tus tirantes, y todo el mundo ve cómo te las como. Y el coño al subir la faldilla, y enseñarle a todos cómo se hace una buena comida de coño.

En venganza, justo después, empiezas ahí mismo a hacerme una mamada apoteósica, para que todos puedan ver lo dura que me la pones.

Cuando estamos cardíacos perdidos, decidimos parar, aún nos queda noche, y nos ponemos a comentar la jugada entre susurros. Una pareja se ha sentado cerca de nosotros, y empiezan a dar un espectáculo parecido. Están muy cerca, casi pegados, y yo aprovecho para meterte los dedos y masturbarte mientras disfrutas de la escena, estás empapadísima, y yo también tengo una buena erección.

Casi como sin querer nos estamos rozando, y el chico, al que su chica le está haciendo una buena mamada, me sonríe. Yo también le sonrío, y me dice: ¿puedo?

Yo le contesto que no soy tu dueño, y que es a ti a quien debería pedirte permiso. Tú me sorprendes dándoselo, y él empieza a acariciarte una teta, mientras mis dedos siguen dándote placer debajo. Me coloco entre tus piernas y empiezo a comértelo mientras veo cómo el chico te acaricia las tetas y te pellizca los pezones. Lo estás disfrutando a tope.

De repente la mano de ella se mete por debajo de mi toalla y empieza a acariciarme la polla y los huevos, como si el hecho de que él te estuviera acariciando a ti le diera permiso a ella. Disfrutamos un rato así, hasta que decidimos irnos tú y yo a una habitación, de las que no tienen puerta. 

Ellos nos siguen, se ponen en la misma cama, pero yo empiezo a follarte a saco, y disfrutamos de nosotros a mil, hasta que nos corremos los dos. La otra pareja está follando justo al lado. Ha sido muy excitante pero no pasó de ahí. Ni siquiera en mi fantasía.

Tengo que confesar que no sé si estoy preparado para que pase de algo así. Que a veces he tenido otras fantasías en las que intercambiábamos no lo voy a negar, pero de momento creo que no querría pasar de ahí. Así que tranquila, tampoco te lo voy a pedir. Pero algo como en esta fantasía sí me resultó muy excitante. 

¿Tú qué opinas?

miércoles, 21 de diciembre de 2011

El local liberal

La primera vez que NoStepBreeze y yo fuimos a un local liberal fue hace bastante tiempo. Entramos tímidos, como supongo que cualquier pareja en su primera vez. Pero desde luego juntos, y a por todas. 

Al entrar, el dueño nos explicó de forma muy amable cómo funcionaba el local, nos guió por la instalación, y nos sirvió la bebida, que teníamos gratuíta durante toda la noche. Después de un rato en la barra, y cuando ya empezaba a llegar gente, NoStepBreeze y yo decidimos darnos una vuelta solos, a ver por nosotros mismos el local, los detalles que durante la visita guiada nos habían pasado desapercibidos.

Después de esto, nos fuimos de nuevo al bar, donde mientras nos tomábamos algo, una pareja que acababa de entrar, se puso a hablar con nosotros. Llevaban un pedo de escándalo, sobretodo ella, que no paraba de hablar. Cuando empezó a entrar en el tema del intercambio, yo ya empecé a notar a NoStepBreeze algo nerviosa, por no decir que empezaba a cabrearse. Por supuesto, no pensaba ni por un momento meterme en la misma cama que estos dos, así que corté la conversación por lo sano y me llevé a NoStepBreeze de ahí.


miércoles, 9 de noviembre de 2011

No puedo esperar más

¿Por qué si me atrae tanto la idea de tenerte desnuda, vendada de ojos y atada o esposada, no lo hago nunca, muy pocas veces? No lo sé, así son las cosas. Lo imagino continuamente, en la ducha, en la cama por las noches, en el trabajo, ahora mientras escribo... Pero la cuestión es que no lo hago casi nunca, y hoy tampoco sé si voy a poder.

Lo he planeado muchas de las veces en las que luego hemos tenido un sexo espectacular, como el que tenemos siempre, original, bello, excitante... Hacemos el amor de tal manera que el mejor porno se nos queda pequeño, sin dejar de ser sexo. ¿Lo habré dicho al revés o es intencionado?

Tengo los grilletes en el maletero, junto a otros instrumentos que a veces nos divierten, y otras no tanto, pero ahí están. Y aún no les hemos dado uso. No voy a desperdiciar la siguiente ocasión. Te desnudarás para mi, te vendaré los ojos, y te esposaré a lo que pille, las asas del coche, las barras de los asientos..., da igual, lo que pille, pero semi-inmobilizada. 

Porque como yo te imagino es así, sonriendo, expectante. Sin saber lo que voy a hacerte, ni dónde, ni de qué manera.

viernes, 21 de octubre de 2011

Un atisbo probable a la noche de hoy


Esta mañana me he hartado a tener fantasías contigo, a cuál más cerda, lo confieso. Pero esta tarde, después de saber que a lo mejor hoy dormimos en casa de "A", ha sido aún peor. De repente me llueven sin parar imágenes de nosotros dos.

En un principio te lo estoy haciendo desde atrás, sobre la cama, a embestidas duras, mientras mis manos te agarran las tetas, y sientes mi pecho sobre tu espalda. Te huelo el pelo mientras lo hacemos así, a pesar de que tu cabeza está pegada a la almohada, e intentas por todos los medios que no nos oigan follar.

Pero nosotros sí les oímos a ellos. Se oye la voz de "A", y la de "R", hablando no sabemos de qué. Alguna risa de vez en cuando. ¿Será que hablarán sobre lo que evidentemente estamos haciendo en la habitación de al lado? Pero esta vez no será como la otra, esta vez no voy a dejarme fastidiar el polvo porque les oiga hablar. Esta vez voy a utilizar eso a nuestro favor.

Te cojo de la mano.

-Apóyate contra la pared, y abre bien las piernas -te digo.

Te la meto de un golpe, y sonrío mientras pienso, al tiempo que te follo, que ellos estarán ahí, riéndose, haciendo gracias quizás sobre nosotros, o quizás no. Pero en cualquier caso, somos nosotros dos los que estamos follando como cerdos en la habitación de al lado.

-¿Lo celebramos? -te pregunto.
-¿El qué, cariño?
-Este polvazo que estamos echando.
-Jajaja -te ríes-, venga.
-Pues ahora agáchate y hazme una buena mamada.

Me sonríes, y sin más, empiezas a comérmela como tú sabes.

(continuará, seguramente mañana, cuando sepamos cómo termina)

lunes, 17 de octubre de 2011

La sorpresa (III)

Nos quedamos los dos desnudos, en el sofá, fumando un pitillo. Mis manos recorrían la curva de tus nalgas, hasta tus muslos, y volvían a subir.

-Aún no me has dicho cuál es la sorpresa -te dije.
-Claro, es una sorpresa. 
-¿Y a qué esperas para dármela?

Me miraste fijamente, me sonreíste, y dijiste:
-A que se te vuelva a poner dura, cariño.

Sabes que me excita que me digas estas cosas, y fue apagar el cigarrillo y pegarme contra ti, dejándote sentir mi polla morcillona contra tu piel. Tú apagaste el tuyo, y sin dudarlo te agachaste, ahí mismo, en el sofá, a comérmela de nuevo. Me la mamabas con dulzura, masajeando mis huevos con las manos (se me pone dura ahora sólo de pensarlo). Pusiste el culo en pompa, así que mis dedos empezaron a acariciarte el culo, y a pasearse de nuevo por tu rajita, que ya empezaba otra vez a mojarse.

Mientras me mirabas llevé mis dedos a mi boca, volví a meterlos en ti y te los di a probar. Los lamiste como una guarra, y sabes que me encanta. Luego volviste a mi verga, que ya estaba de nuevo a mil. Te sentaste encima de mi y me cabalgaste un poco, mientras mi boca jugaba con tus pezones.

lunes, 10 de octubre de 2011

Déjame que te ate (y II, fin)

La imagen que tengo ante mi es deliciosa. Tu cuerpo completamente rodeado de cuerda, tus manos engrilletadas detrás, tu mirada lasciva... Mi polla está enhiesta ante todo esto. Desearía follarte en ese mismo momento y descargarme en tu interior, pero la fiesta tiene que durar.

Me acerco hacia ti, aún con la fusta en mi mano, y vuelvo a acariciar tus pezones con ella. Están apretados con la cuerda. Duros, los chupo, los muerdo de nuevo, y gimes cada vez que lo hago. Mis dedos han ido a tu coño y estás mojando la cuerda. Aprieto mi polla contra ti.

-Arrodíllate.

Te pones de rodillas. Mi polla queda ante tu cara, y en seguida la engulles, empiezas a mamarla como una posesa.

-Despacio zorra, hazlo durar.

Me la mamas más despacio. Echo mi cabeza hacia atrás, sabes bien cómo hacerlo. Te follo la boca, despacio. Pero si sigo así voy a correrme, y aún no quiero. Te la saco y te ofrezco mis huevos. Los lames. Me abro un poco para que puedas llegar más atrás. Tu lengua se desplaza por ellos con maestría. Me estás dando un placer extremo. Sigues lamiendo, no pareces cansarte nunca, y yo disfruto de la fiesta.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Déjame que te ate (I)

Últimamente me estoy aficionando a la partes, pero es que ahora son necesarias...

Estoy trabajando. Llevo varias horas y sabes que necesito un descanso. Tienes experiencia conmigo, así que sabes qué es lo único que puede hacer que me olvide del ordenador.

Te desnudas en el comedor, mientras yo sigo absorto en mi trabajo. Buscas en tus cajones y sacas el sostén de un conjunto que sabes que me gusta, pero no coges las braguitas. En otro cajón unas medias negras, de las que llegan a medio muslo. Y en el armario de la entrada, unos zapatos de tacón, de los que no te pones nunca, salvo en muy contadas ocasiones especiales.

Te vistes, si es que se puede llamar así, con eso y buscas en el armario donde están escondidos nuestros juguetes. Coges los grilletes, la fusta y el rollo de cuerda. Te sonríes, quieres jugar, y quieres ser mala.

Vienes hacia donde estoy yo con el ordenador. Me ves pensativo mirando la pantalla, y te acercas a mí sin que me dé cuenta. Me susurras al oído "no te gires, no me mires". Me sonrío, al fin liberado de tensión, y te hago caso.

-¿Por qué no pones alguna página de esas guarras que nos gustan? -me preguntas.

sábado, 1 de octubre de 2011

Dulce tortura

Anoche me acosté contigo, en el sentido más literal de la palabra. Hemos dormido juntos, con sueño, pero sin sueños. Me he sentido tuyo completamente, y has sido mía, sin más. No hicimos el amor, no follamos (en parte por lo que te empeñaste en llamar "la maldición femenina", y en parte porque no estábamos solos), pero no fue necesario. Sentir tu cabeza apoyada en mi hombro, y tu mano en mi pecho, me bastó.

Pero mentiría si te dijera que no te he deseado absolutamente durante toda la noche, si te dijera que en cada caricia que te di (te gustó el masaje, ronroneabas como una gatita) no puse cada gramo de excitación, si te contara que cada vez que toqué tus tetas, cuando sentí tus pezones duros ante mis dedos, no tuve que contenerme para arrancarte las bragas, sin importarme nada de lo anterior, y meterte mi verga en lo más profundo de ti. Te estaría mintiendo si no admitiera todo eso.

jueves, 29 de septiembre de 2011

La sorpresa (parte II)

Debiste notarlo, estoy seguro. No sé si es porque mi polla empieza a palpitar cuando estoy a punto de correrme, o por qué, pero lo debiste notar. Porque en ese momento paraste, sacaste mi rabo de tu boca muy despacio, y me miraste sonriendo.

-Quiero chuparte el coño -te dije-, ahora.

Te incorporaste y apoyaste tu pie izquierdo en el respaldo de la silla. Vi tu raja abrirse para mi, llamándome, brillante de líquidos. Llevé mi boca a tu tobillo y lo besé. Subí besándote despacio hasta la parte interior de tus muslos, noté el calor que emanabas, y me lancé a lamer tus ingles, tus labios, y tu coño. Atrapé tus labios entre los míos y los mordí. Luego mi lengua te folló un par de veces, queriendo entrar tanto como pudiera dentro de ti. Te bebí, te chupé absolutamente todo el coño abierto para mi, y luego busqué con la punta de mi lengua tu clítoris.

Estaba duro, enhiesto. Lo lamí varias veces, gemías. Entonces lo tomé con los labios, lo apreté suavemente con los dientes, y volví a lamerlo. Otra vez lo cogí con mis labios y succioné, mientras le daba pequeños golpecitos con la lengua. Tú te sujetabas de mi cabeza, apretándola contra tí. Mis manos alternándose entre tus muslos y tus nalgas, tratando de abrirte aún más esa raja que sabes que me vuelve loco.


martes, 27 de septiembre de 2011

La sorpresa (parte I)

Tengo otra fantasía contigo, éde sas que pienso cumplir en cuanto podamos. Ahí va.

Me enviaste el whatsapp justo después de comer: "tengo ganas de verte, amor. Vístete para mí y te prometo una sorpresa esta noche". Bastan cosas así para que me ponga a mil, y lo sabes, así que no iba a dejar desperdiciarse la oportunidad.

Sé que te gusta cómo voy vestido normalmente, pero también sé que te gusta verme vestido de traje. Sólo me has visto una vez, y me bastó verte la cara para saberlo. Bueno, eso y las veces que me dijiste que me quedaba muy sexi y que te gustaría comerme con él puesto.

No me lo pensé dos veces. Teniendo toda la tarde para prepararme bien, me fui a El Corte Inglés y estuve mirando trajes. Me probé unos cuantos, fantaseando que estabas conmigo en los probadores y que aprovechábamos para tocarnos cada vez que entrábamos a probarme alguno. Al final me decidí por un traje a rayas, tipo gangster, gris claro.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Espérame desnuda

Por fin un fin de semana solos. Ya sabes quién se iba de acampada, el mismo viernes por la tarde, y teníamos nuestra casa para nosotros solos. Así que decidí que había que aprovechar y no dudé en enviarte aquel mensaje por Whatsapp: "llegaré a las 19:30h, espérame desnuda en el sofá".

Aún faltaban un par de horas para que yo llegara, y se me hacían eternas. Saber que ibas a cumplir mi "orden", que al llegar a casa tendría a la mujer que amo totalmente dispuesta para mí, me excitaba como nunca. Por eso, no podía evitar enviarte algún que otro mensaje obsceno: "quiero que estés bien abierta cuando llegue" o "tengo la polla a reventar pensando en ti".

domingo, 25 de septiembre de 2011

Abrazos con sabor a sexo

Te había estado acariciando, lamiendo las tetas sólo un poco. Ya tenías los pezones duros como una piedra, justo como a mi lengua le encanta encontrárselos, y llenos de mi saliva. Cómo me gusta chupártelos, y cómo te gusta a ti. Mis dedos se había deslizado hacia tu coño, que ya estaba ávido de mi, empapado de tus flujos, me moría por beberlos, pero ver cómo gemías cada vez que te tocaba me dio la idea.

Entonces dijiste que nos sobraba la ropa, y era verdad. Nos desnudamos, y me puse detrás de ti. Mis manos agarraban tus tetas, las amasaban, pellizcaban tus pezones, y luego se iban a tu raja, tu clítoris, te la abría para recorrerla entera con mis dedos. Tus gemidos me calentaban como nunca, en el oído, junto con tu aliento caliente. Estábamos los dos tan cerdos que mi polla se endurecía al contacto con tu culo. Lo notaste y empezaste a refregarte contra él, y a decirme lo dura que la sentías ya.

Mis dedos seguían jugando con tu coño, cada vez más fuerte, cuanto más lo pedías, hasta que empezaste a pedirme polla. Te echaste hacia delante, y en ese momento te juro que me hubiera corrido llenándote el coño de leche caliente y espesa. Ese día tenía los huevos cargados, a tope, lo supiste justo después, cuando después de tu orgasmo, cuando aún no había llegado yo al mío, me masturbaste como nadie más puede hacerlo, y me corrí derramándome en tus manos.


lunes, 19 de septiembre de 2011

Temporada de otoño

Me encanta verte enseñando chicha, lo reconozco. No hay nada como saborear tus labios cuando me besas, sentados en la mesa de algún bar, y poder deleitarme con la vista de tu canalillo en todo su esplendor. Es por esto que puede parecer que no quiero que llegue el otoño a tu vestuario, pero nada más lejos de la realidad. 

Cuando ayer te fuiste a cambiar porque tenías frío en la terraza del bar, al volver me gustó verte aquella ropa. Elegiste bien, porque tus curvas seguían estando allí, y tuvo que ponerse en marcha mi imaginación. Igual nunca me fijo lo suficiente, pero ayer, a pesar del ánimo con el que llegaba (ya sabes a lo que me refiero), fue delicioso verte así.

Esta mañana no dejaba de imaginarte sobre mi, con toda la ropa puesta, entregándonos los besos que nos van quemando en la boca por no darlos. No sabes cuánto deseo besarte hoy, sin saber aún si hoy nos veremos o no. Ni siquiera sé si hoy también te habrás tapado, o vendrás como has hecho el resto del verano.

Durante la comida fantaseé con esa partida de Strip Póker, pensando que había mucha ropa que apostar, y por lo tanto la partida sería mucho más interesante, antes de empezar a jugar y a pagar los restos. ¿Cómo es posible que cada día te desee más? ¿Que no pueda pensar en otra cosa que en pasar mis días contigo? Te necesito amor, mucho. Y no quiero pasar más noches sin ti, y no nos queda más remedio que pasarlas por el momento. Me quema, y sé que a ti también.

Ni siquiera sé cuándo podremos volver a disfrutar el uno del otro, como la semana pasada. Quiero inventarme cosas nuevas para la próxima vez, aunque tengan que ser en el coche (no sabes cómo se me está disparando la inventiva hoy). Qué ganas sigo teniéndote.

Ya ves, no siempre me salen los posts tan porno. No es que hoy sólo quiera amor (mi vida, daría lo que fuera por tenerte ahora mismo desnuda para mi, y follarte como nunca, y lo sabes), pero a veces necesito decirte que te quiero, y que todo nuestro maravilloso sexo no tiene sentido, si no es con lo que nos damos el uno al otro.

Te amo, cada día más.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Polvos mágicos (3 y fin)

Previamente en Polvos mágicos...
La tienes donde querías, loca y suplicando que te la folles de una vez, pero a su vez te ha llevado demasiado lejos. Te tomas una pausa para recuperar el control...

Respiras junto a su oreja, tratando de bajar el ritmo de tus pulsaciones. No quieres llegar y correrte, quieres llegar y disfrutar, y después correrte. Y también quieres que ella se corra, se retuerza y gima y te diga toodas esas cosas que se le escapan cuando la pones tan caliente que se le va la cabeza. 

Por lo que parece, ella está completamente de acuerdo, pero también está ansiosa. No hace el mínimo ademán por recuperar el control. Con toda la fuerza de su espalda y sus piernas, aprieta su culo contra ti, rítmicamente, mientras te susurra de todo y un poco más. Suplica, gime, llora, exige, trata de excitarte todavía más para que tú también te pierdas... Es un auténtico putón, pero, si no lo fuera, vuestra vida sexual no te gustaría tanto.

martes, 13 de septiembre de 2011

Tiempo

El no tener tiempo para escribir los posts me quema un poco. Pareciera que no me apetece escribirlos, y si por mi fuera haría varios diarios. Sí, ya sé que no tengo medida, pero es que el tiempo que paso pensando en ti es así. A veces ni siquiera me doy cuenta de que lo estaba haciendo.

Y hablando de tiempo, ¿sabes en qué me hubiera gustado invertirlo anoche? Sí, ya sé que te lo dije, pero te lo digo otra vez. Tú, acostada bocabajo, y yo dándote un masaje, con todo el permiso del mundo para quedarte dormida. Después de masaje acariciarte desde el pelo hasta los pies, pasando por el cuello, la espalda, las nalgas, las piernas...

Ah, ¿que aún no te has dormido? Entonces a poner en funcionamiento mi boca. ¿Qué tal repartirte un montón de besos por cada centímetro de piel por donde han pasado mis dedos? Así seguro que te duermes, igual yo me dormiría. Un ratito pasando mis labios, de vez en cuando mi lengua, por todos esos rincones.

viernes, 9 de septiembre de 2011

¿Y si...?

Ya sabes que estoy bastante seguro del papel que hago, me encanta dominarte, dominar la situación, controlar yo el polvo. Disfruto haciéndote sufrir cuando retardo el placer que esperas. Pero también sabes que disfruto de cada segundo de tu disfrute, de cada gemido que te arranco. Verte sonreír pícara me vuelve loco.

Pero también me encanta cuando a veces tomas la iniciativa, de repente me agarras la polla, deseándola, acaricias mis huevos sólo porque te estoy besando, muerdes mis pezones volviéndome loco mientras acaricio tus nalgas, cuando te tumbas sobre mi. Y eso me hace recapacitar sobre algo, sin que por un momento se te ocurra pensar que quiero abandonar mi papel dominante.

¿Y si hoy fuera yo el que está vendado y el que está atado? Tengo ganas de probarlo, sólo por tratar de ponerte en tu piel, por acariciar la sensación que tienes tú, y tratar de entenderla un poco, cuando te lo hago yo. No es para que se torne costumbre, sólo quiero probarlo. Quizás no me guste, pero estoy seguro de que tú vas a saber cambiar el papel momentáneamente sin ningún esfuerzo. Te aviso: no se te ocurra acostumbrarte, porque tengo muy claro el papel que me gusta hacer, pero quiero probar.


miércoles, 7 de septiembre de 2011

Despertares nocturnos - Parte II

Hoy ha sido un día de esos en los que hemos discutido por WhatsApp, así que es necesaria una reconciliación con la que ambos hemos estado de acuerdo. Sin embargo los dos sabemos que hoy, por desgracia, no podrá ser, y que tendremos que esperar hasta el viernes (si todo va bien). Por eso, y teniendo en cuenta que hace un par de días que esperas esta segunda parte (que no he podido escribir porque sabes que voy hasta arriba de curro), he decidido que hoy es un buen día para hacerla.

A eso de las seis de la mañana volví a despertarme de nuevo, y de nuevo con un empalme que no me dejaba ponerme bocabajo. Me descubrí pensando en tí, aún, y con una excitación que no era normal. Supe de inmediato que si hubieras estado al lado te hubiera despertado probablemente haciéndote una comida de coño gloriosa.


lunes, 5 de septiembre de 2011

Despertares nocturnos

Te lo puse en el Whatsapp, hoy dos veces, a las 4:30h y a las 6:00h, y es que no sé cómo aguantamos. No se puede vivir con tanto deseo acumulado, dándonoslo con cuentagotas, dos veces al mes, tres... Creo que nunca tuve tantas ganas y lo hice tan poco. Sé que no es culpa nuestra, ni tuya ni mía, y que si fuera por nosotros no pararíamos y estaríamos todo el día. Vivimos con plazos, sabiendo ya que lo haremos, porque hay que aprovechar, porque nos encanta hacerlo, nos gusta. Hay poco para la improvisación, en ese sentido. Pero es lo que hay, al menos por el momento.

Pues eso, te lo puse en el Whatsapp, pero no te puse cómo fue, así que voy a contártelo ahora.

Me desperté como muchas veces, seguramente estaba soñando contigo, y en algún movimiento me di cuenta de que era un sueño. Estaba empalmado, con una erección de esas que te impiden estar bocabajo, porque duelen en esa posición, así que me puse mirando al techo. Una vez que te has despertado te cuesta dormirte. En realidad preferirías dormirte otra vez y ya está, pero tu imagen desnuda me daba vueltas en la cabeza, y cuanto más quería dejar de pensar, más cosas se me ocurrían, y más dura aún se iba poniendo.


jueves, 25 de agosto de 2011

Incertidumbre


Después de lo del viernes, después de estar contigo estos días, de olerte el pelo recién salida de la ducha, de recibir tus besos, que ya sabes que me vuelven loco, sólo de pensar en que quizás (un quizás muy quizás, lo sé) esta noche podamos estar juntos, despedirnos antes de mi viaje a Madrid, me pongo taquicárdico.

Ayer te dije que quería hacértelo suave, dulce, como el tercero del viernes. Y no es que no me gusten los otros, sabes que adoro tenerte como una perra en celo, suplicando que te folle fuerte. Pero tengo ganas de sentir otra vez esa dulzura, esa forma de amarnos, más lento.

Tenerte abrazada a mi mientras te penetraba de esa manera, sintiendo cómo la piel de mi polla rozaba cada centímetro de ti hasta sentir tu final. Apretar entonces un poco más, sintiendo tus gemidos en mi boca, fue delicioso. Quiero volver a probarlo.

Y bueno, si esta noche no puede ser..., se me ocurre algo. Mañana me llevas tú al aeropuerto, y si vamos con suficiente antelación, ¿por qué no hacer uso de esos baños tan grandes? ;-)

Sí, ya lo sé. Tenemos ganas de lo otro, pero puede ser tan excitante... Da igual. He despertado con la incertidumbre de no saber si esta noche tendré tu cuerpo para mi, si podré compartir contigo el placer que nos damos. Va a ser una despedida sosa, y cada vez se me hace más difícil no poder vivir contigo, y disfrutar de ti cada minuto, cuando llega la noche, y nuestras sábanas tendidas ya esté dormida, para entregarnos el uno al otro y disfrutar del juego entre nosotros.

Ojalá esta noche podamos. Ya estoy soñando con ello.

Te quiero amor.

lunes, 22 de agosto de 2011

La noche que me fundí contigo


Lo que ocurrió el viernes..., no tengo palabras para describirlo. Una orgía de sexo entre nosotros dos, no se me ocurre otra forma de decirlo. Fueron tres polvos mágicos, cada uno en su línea, con su forma, y contigo, que es como mejor se está, contigo.

El primero llevaba la urgencia de la falta que me haces, de esa semana que llevábamos tocándonos, sintiéndonos, regalándonos besos, algunos dulces, otros blasfemos, y todos hermosos, como sólo nosotros sabemos dárnoslos. Nos entregamos en el coche como solemos hacer, yo dándolo todo, tú dando mucho más de lo que tienes, y disfrutando de ello sin medida, casi sin límites.

Después el cine, en el que me quedé dormido con la promesa del siguiente, pero pensando que quizás volvería a ser una de esas veces en las que no pasamos del primero. Otro "mi gozo en un pozo", pero no. Me despertaste, supiste elevarme otra vez al sitio donde siempre quiero estar, me devolviste al sueño. Y de nuevo volvimos a follar como los obsesos que somos. Tu piel, tu boca, tus tetas, tu coño..., todo fue mio de nuevo. Te arranqué todos aquellos gemidos de placer que son música para mis oídos, y te dejaste regalar con mi lengua y mis dedos en lo más profundo de ti. Mi polla no sabía dónde meterse con aquella fabulosa mamada que me hiciste. Bueno, sí que lo sabía, y de hecho se hundió en ti, varias veces, volviéndonos locos de placer.


viernes, 19 de agosto de 2011

Cosas que NOS quiero hacer


Después de comer he seguido tu consejo y me he metido en el baño. Me he hecho una grandísima paja, estupenda, abundante. Como siempre, pensando en ti, que es lo que me más me gusta, como más me gusta. Y he pensado en cosas que nunca hacemos, pero que me gustaría hacerte, y que me gustaría que me hicieras. Quizás quedarán tan solo en fantasías y ya está, o quizás nos animamos y le demos vida a alguna de ellas.

De las que me gustaría hacerte hay una de ellas que tengo en mente desde hace tiempo: hacerte una comida de coño que te haga reventar de puro gusto. Sólo eso. Calentarte lo suficiente para que se te hinche como se te suele hinchar, abrirte bien el coño con mis dedos, tú bien abierta de piernas para mi, y empezar a lamértelo todo con la lengua. Morderte los labios, el clítoris, chupártelo, atraparlo con la boca, follarte con la lengua, rebañarte el coño entero con la lengua.


Sólo un poco de esta noche

Esta noche vas a conocer el significado de lo que significa "ser mía", porque lo eres hasta que quieras dejar de serlo, pero de momento, si no me equivoco, lo eres. Y eso significa muchas cosas. Por ejemplo, que voy a hacerte lo que yo quiera, y tú no me lo vas a impedir. Hoy vas a decirme que sí a todo, y aún me vas a pedir más.

Esta noche te vendaré los ojos, como otras veces, y te ataré, pero dándome la espalda, porque quiero que sientas mi lengua por cada trozo de piel por la que voy a pasearla, por tu espalda, mientras te agarro las tetas con fuerza, por tu cuello mientras mis dedos te acarician y abren el coño, por tus nalgas, antes de azotártelas...

No pienso parar ahí. Quiero tenerte así porque mi lengua jugará entre tus muslos, y antes de empezar a comerte el coño, como nos gusta a los dos (te prometo la mejor comida de coño que te hayan hecho nunca, no comparable con ninguna otra), antes de eso, mi lengua excitará tu culo. Sí, lo quiero muy muy excitado, porque hoy voy a jugar con él. Hoy voy a hacerte algo nuevo, algo que sé que te va a encantar.


jueves, 18 de agosto de 2011

Azotarte...


Jamás te pegaré, pero últimamente fantaseo mucho con azotarte, mientras te penetro desde atrás, en el coño o en el culo. Pero no esos azotes que a veces te doy con la mano, y que tanto nos ponen a los dos, sino los azotes con una fusta, una de esas de cuero. Creo que ver cómo se enrojecen tus nalgas, mientras te follo, va a ser algo inolvidable.

Sé que tú también lo deseas, y mientras anoche me quedaba dormido pensando en ello, sabía sin lugar a dudas que tengo que comprar una; o bien directamente, o bien con el juego aquel que vimos en el sexshop. Y claro, como muchas veces me ocurre, soñé con lo último en lo que estaba pensando antes de dormirme.

Por un momento había pensado en relatar todo el sueño, pero a veces me fastidia sentir que es mi imaginación la que rellena los huecos que le faltan al sueño, y mis dedos calenturientos los que rellenan los huecos que le faltan al relato. Así que, directamente, te relataré la escena con la que me he despertado. Te resultará familiar, porque ayer mismo hablábamos sobre el tema.

Era una habitación diáfana. Tú estabas atada a una cadena del techo, casi de puntillas, con las piernas abiertas, y los ojos vendados. Estabas a la altura justa para poderte follar así, y eso hacía. Y mientras te follaba, mis manos apretaban tus tetas con fuerza, y pellizcaban tus pezones. Tú gemías como una puta en celo, pidiéndome que te follara más fuerte.

Me puse delante tuya, y aprovechando que estabas colgada del techo por las muñecas, te posicionaba las piernas alrededor de mi cintura y vovía a follarte, con más fuerza aún, mientras mis manos acariciaban y apretaban tus nalgas, y uno de mis dedos empezaba a penetrar tu culo, con la intención de dilatarte un poco.


martes, 16 de agosto de 2011

¿Pantalón?¿Leguins? O..., ¿falda/vestido?


No sabría decirte, así que voy a analizar cada prenda, y las fantasías que tengo mientras duras con ellas puestas.

El pantalón te sienta bien, sobretodo cuando son ajustados. De hecho, sospecho que el día que te dé por ponerte pantalones de tela, no vaqueros, tampoco te van a sentar nada mal. Me encanta vértelos puestos, pero no llego a tu piel con ellos, y a decir verdad, cuando follamos, es de las primeras prendas que quiero quitarte.

Los leguins (o esa especie de pantalón elástico ajustado, de los que tienes uno negro que me encanta verte puesto), me gustan mucho. Te hacen un culo mmm..., qué decirte que no sepas, ¿eh cariño? Muchas veces fantaseo con que es lo único que llevas puesto, y puedo ver tu culo moverse, desde arriba, mientras me haces una de esas fabulosas mamadas tuyas. Sólo de imaginármelo ya estoy sufriendo una erección.

Y los vestidos y faldas que traes a veces, ufff, sabes que me gustan tus piernas. El tacto de tus muslos me vuelve loco, cuando vamos en el coche y puedo ir acariciándote. Me encanta fantasear con que te follo sin quitarte la falda, como el otro día, cuando llevabas esa con tela vaquera que te quieres alargar. Sólo de pensar que te tenía cabalgando encima de mi, con ella puesta, mientras apretaba tus tetas con mi boca...


lunes, 25 de julio de 2011

Odio estar así

¿Cómo se puede ir tan caliente durante toda una tarde? Pues así, tal cual iba yo, y tal sé que ibas tú. Viniste a comer a casa; demasiada gente. Yo quería estar a solas contigo, y nos fuimos a tomar esos café y poleo al bar de la esquina, en la terracita. Me hubiera gustado comerte la boca al menos el doble de veces de las veces que te la comí.

Estuvimos buscando hotel, hostal, habitación por horas, para un rato de los nuestros. Lo necesitábamos, y quizás, sólo por eso, no lo encontramos. Follar en el coche a la luz del atardecer puede ser muy romántico, pero nada discreto, así que nos fuimos a jugar un parchís a otro bar.


martes, 5 de julio de 2011

¿Nos lo hacemos juntos? (Parte II y fin)

Te dejo descansar mientras te observo. Tus ojos aún vendados, tus manos se sujetan a las esposas en la cama, tu pecho sube y baja con tu respiración, moviendo tus tetas a un ritmo hipnotizador. Sonríes. Me pides que te desate, y yo me niego a hacerlo aún.

Tus tetas me están llamando, así que me lanzo a por ellas de nuevo, te muerdo los pezones, succiono, fuerte. Mis manos las aprietan. Sé que te saldrá algún morado, pero en ese momento me importa poco, porque tú estás volviendo a ponerte en pie de guerra.

Cuando noto cierto movimiento en tu cuerpo, mis dedos se deslizan otra vez hacia tu coño, y te penetro con ellos, frotándote el clítoris al mismo tiempo. Toco tu culo por el camino, y vuelves a estar tan caliente que tus flujos resbalan empapándolo. Te meto un dedo en el culo mientras te sigo follando el coño, parece que te va a dar algo, y a mi me encanta verte disfrutar así.


martes, 28 de junio de 2011

¿Nos lo hacemos juntos? (Parte I)

El echarte en falta en mi cama esta mañana, sumado a lo que ocurrió anoche, ha provocado una fantasía nueva (o no tan nueva en realidad) en mi. Es posible que te lo haya comentado alguna vez, o no, pero la cuestión es que quiero compartirla contigo, igual que comparto tantas otras cosas. Igual no te gusta la fantasía, y si es así me lo dirás, pero a mi me da mucho morbo y quiero contártela.

Estamos en la cama, los dos juntos, desnudos. Tú estás apoyada contra el cabecero, con las piernas abiertas. Yo sentado a los pies, en sheiza delante de ti, los dos sobre el colchón, pero a cada lado de la cama. Tú te estás masturbando para mi, yo para ti. La visión de tus dedos abriendo bien tu coño con una mano, y con la otra acariciándote un clítoris que puedo ver bien hinchado, hace que mi polla crezca en mi mano de forma considerable. Con la otra me acaricio los huevos.


lunes, 27 de junio de 2011

El placer de tenerte en mis sueños

Anoche tuve unos sueños rarísimos. Sí, ya sé que los sueños casi siempre son raros, pero esta noche me han parecido más de lo normal. Vuelvo a repetir lo del otro post; no sé si será cosa de hormonas (las que vamos dejando en el coche), que estoy enfermo (porque pienso todo el día en lo mismo), o que cené un poco fuerte. La cuestión es que ahí están los sueños.

Otra de sus rarezas, que no suele ser normal en mi, aunque no es la primera vez que me pasa, es que me despierto varias veces durante la noche, y cuando vuelvo a dormirme lo continúo. O al menos eso me parece, y para mi es como si fuera así, porque no percibo lo contrario. Incluso me doy cuenta de ello cuando despierto por la mañana.

Por supuesto no lo recuerdo totalmente, sino de forma parcial. Y seguramente haya fragmentos que, al quedarme en blanco, supongo que el cerebro habrá recompuesto a la necesidad de la "historia", sin que los haya soñado de verdad. Eso me suele pasar cuando me empeño en recordar cierto sueño, y cuando casi está a punto de escapárseme, de repente empiezan a rellenarse los huecos, dándole más consistencia a los oníricos acontecimientos.


martes, 21 de junio de 2011

Arrancarte la ropa

No sé si será por la cantidad de hormonas que nos dejamos en el coche, o porque soy un salido del quince ya de natural, o porque me paso el día pensando en ti, a partes iguales entre disfrutar de tenerte entre mis brazos y el placer de estar entre tus piernas, o simplemente por una suma de todos, pero la cuestión es que las mañanas, sin ti, cada vez me son más frías. Estar como estaba esta mañana, sin tenerte a mi lado, sin haberte podido apretar contra mi, sabiendo que al notar mi dureza hubieras respondido sin dudar, no puede ser bueno.

Seguramente es porque anoche, cuando te despediste de mi en el Whatsapp, me quedé dormido pensando en ti, para no variar. No sé lo que soñaría, pero sí sé que esta mañana casi dolía. Hubiera terminado en un buen orgasmo, porque me la he estado acariciando un buen rato, imaginando que las manos que recorrían mi verga, que acariciaban mis huevos, despacio, desde abajo del todo, eran las tuyas, y no las mías. Pero el despertador me ha sacado de mi ensoñación. Lo he apagado y me he levantado.


lunes, 6 de junio de 2011

Ansiedad

Lo de ayer, y luego lo de hoy, no tiene nombre. He ido todo el día tan caliente, que no hago otra cosa que imaginar cómo será el polvo que te voy a echar hoy. Y eso me lleva a querer escribir en el blog, que es lo que me pasa siempre que me pongo a mil pensando en ti; y más aún cuando has sido tú la que me has puesto así.

En un primer momento pensé en escribir una de mis fantasías, luego en contarte alguno de los sueños que he tenido esta noche, después en simplemente contarte todas las guarradas que se me ocurrieran para intentar calentarte más, mientras escribo..., pero al final, creo que lo mejor es explicarte cómo mi siento desde anoche.

Desde el momento que te dije que pensaba meterte mano en el cine, ya me calenté. Sé que no tiene mérito, porque sabes que contigo siempre tengo constantes ganas, y a veces duele controlarlas. Y cuando ya estaba totalmente decidido a no dejarte ver la película, resulta que te armas con el vaso de Coca-Cola y el pack de palomitas. La dificultad para meterte mano así es grande, no hay por dónde, y pensé que igual pasabas, así que decidí dejarte tranquila.


Problemas de corazón


Pues sí, problemas de corazón, amor. Y tú sabes por qué. Para nuestros lectores, que deben de estar cansados de nuestras ausencias, explicaré la razón: ayer fuimos demasiado buenos.

Lo malo de no vivir juntos (por circunstancias completamente ajenas a nuestra voluntad) y tener responsabilidades es que a veces nuestros deseos y nuestras obligaciones no son compatibles. Y ayer relegamos nuestros deseos en pro de nuestro deber.

Yo no sé cómo te fuiste a dormir tú, pero sí te diré cómo me fui a dormir yo: malísima. Tenía todo el cuerpo en tensión, los pezones como piedras y el clítoris ardiéndome. Estaba más mojada que el mundo entero en los días del Diluvio Universal.

Y lo de dormir fue un show. Tardé horas. Buscando la posición cómoda y no encontraba ninguna. Me molestaba todo y mi propio cuerpo era mi peor enemigo. Si he dormido tres horas esta noche, muchas han sido, y ninguna la he dormido bien.


domingo, 30 de enero de 2011

Síndrome de abstinencia

No sabía sobre qué iba a escribir hoy. Sabía que iba a escribir algo, pero no tenía claro el qué. Tú me has dado la idea, y ya sabes por qué. 

El síndrome de abstinencia es malo, muy malo. Color negro, y es que voy salido todo el día. Me faltas un montón, y como encima últimamente nos hemos visto tan poco, pues peor todavía. Qué ganas te tengo, amor.

Y es que continuamente pienso en mil formas de hacerte el amor, de follarte a saco, sin miramientos, sin condiciones. Me da igual; en el coche, en un vestuario, en el ascensor, en la cama de A., junto a la piscina, en mi habitación, en la tuya...

Y de qué maneras, uf. No hay paja que me haga en la que no estés, y es que ocupas cada minuto en que mi mente queda libre. No exagero, en serio. Te echo de menos como nunca.


Related Posts with Thumbnails