lunes, 25 de julio de 2011

Odio estar así

¿Cómo se puede ir tan caliente durante toda una tarde? Pues así, tal cual iba yo, y tal sé que ibas tú. Viniste a comer a casa; demasiada gente. Yo quería estar a solas contigo, y nos fuimos a tomar esos café y poleo al bar de la esquina, en la terracita. Me hubiera gustado comerte la boca al menos el doble de veces de las veces que te la comí.

Estuvimos buscando hotel, hostal, habitación por horas, para un rato de los nuestros. Lo necesitábamos, y quizás, sólo por eso, no lo encontramos. Follar en el coche a la luz del atardecer puede ser muy romántico, pero nada discreto, así que nos fuimos a jugar un parchís a otro bar.


Sabes que te hubiera metido en el servicio, y te hubiera follado dentro, porque te lo dije mientras fumábamos en la calle, y nos dábamos más carne de la que podíamos digerir con la ropa puesta.

Pasaron las horas, pagamos, nos fuimos, con la promesa de vernos por la noche, de hacer realidad todas las fantasías que teníamos ambos por la tarde. Pero como siempre, últimamente, nuestros planes se ven disueltos por las circunstancias.

De verdad que agota, nos agota, a los dos. A estas alturas hace mucho tiempo que no tendríamos que tener tantos problemas para follar, pero nos hemos juntado el hambre con las ganas de comer, en las ganas y en el hambre.

Te quiero, muchísimo, lo sabes. Y te deseo, como no creo haber deseado a nadie nunca, ni siquiera antes, ya sabes a lo que me refiero. No podemos andar quitándonos las ganas, a solas, y a la luz de las farolas de la calle, metidos cada uno en su habitación, en su casa. No nos lo merecemos, ni tú ni yo.

A veces me enfado, no contigo, sino con la situación. Otras conmigo mismo, por no ser capaz de encontrar la manera. Otras sólo es tristeza, hastío que da el no poder, pero nunca resignación, no pienso resignarme. Te necesito, en cuerpo y alma, igual que trato de darme yo, y ninguno nos tomamos, más que un par de veces al mes, cuando quisiéramos un par de veces cada día, y otro par cada noche.

Y no consigo que se me vayan las ganas. Da igual que me masturbe un par de veces cada día, pensando en ti. Las ganas siguen ahí, ganas de ti, continuamente.

Cómo odio estar así... Y ya van para once días, ¿no?

3 comentarios:

  1. En algún día de esos que menos se espea, puede que llegue la recompensa...

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  2. Jajaja... Aixsss el recurrido parchís....
    No me río de ti corazón, sino de mi misma porque me recordaste a mis tardes con mi esposo solo que al contrario: Yo soy la que va siempre caliente, él... bueno, él siempre quiere jugar solo al parchís.

    Besitos miles desde mi isla...

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  3. Lydia: Siempre llega.
    Amanteceres: Eres un encanto.
    Julia: Pues eso es que te falta encenderle un poco más ;-)

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