En un principio te lo estoy haciendo desde atrás, sobre la cama, a embestidas duras, mientras mis manos te agarran las tetas, y sientes mi pecho sobre tu espalda. Te huelo el pelo mientras lo hacemos así, a pesar de que tu cabeza está pegada a la almohada, e intentas por todos los medios que no nos oigan follar.
Pero nosotros sí les oímos a ellos. Se oye la voz de "A", y la de "R", hablando no sabemos de qué. Alguna risa de vez en cuando. ¿Será que hablarán sobre lo que evidentemente estamos haciendo en la habitación de al lado? Pero esta vez no será como la otra, esta vez no voy a dejarme fastidiar el polvo porque les oiga hablar. Esta vez voy a utilizar eso a nuestro favor.
Te cojo de la mano.
-Apóyate contra la pared, y abre bien las piernas -te digo.
Te la meto de un golpe, y sonrío mientras pienso, al tiempo que te follo, que ellos estarán ahí, riéndose, haciendo gracias quizás sobre nosotros, o quizás no. Pero en cualquier caso, somos nosotros dos los que estamos follando como cerdos en la habitación de al lado.
-¿Lo celebramos? -te pregunto.
-¿El qué, cariño?
-Este polvazo que estamos echando.
-Jajaja -te ríes-, venga.
-Pues ahora agáchate y hazme una buena mamada.
Me sonríes, y sin más, empiezas a comérmela como tú sabes.
(continuará, seguramente mañana, cuando sepamos cómo termina)