lunes, 5 de septiembre de 2011

Despertares nocturnos

Te lo puse en el Whatsapp, hoy dos veces, a las 4:30h y a las 6:00h, y es que no sé cómo aguantamos. No se puede vivir con tanto deseo acumulado, dándonoslo con cuentagotas, dos veces al mes, tres... Creo que nunca tuve tantas ganas y lo hice tan poco. Sé que no es culpa nuestra, ni tuya ni mía, y que si fuera por nosotros no pararíamos y estaríamos todo el día. Vivimos con plazos, sabiendo ya que lo haremos, porque hay que aprovechar, porque nos encanta hacerlo, nos gusta. Hay poco para la improvisación, en ese sentido. Pero es lo que hay, al menos por el momento.

Pues eso, te lo puse en el Whatsapp, pero no te puse cómo fue, así que voy a contártelo ahora.

Me desperté como muchas veces, seguramente estaba soñando contigo, y en algún movimiento me di cuenta de que era un sueño. Estaba empalmado, con una erección de esas que te impiden estar bocabajo, porque duelen en esa posición, así que me puse mirando al techo. Una vez que te has despertado te cuesta dormirte. En realidad preferirías dormirte otra vez y ya está, pero tu imagen desnuda me daba vueltas en la cabeza, y cuanto más quería dejar de pensar, más cosas se me ocurrían, y más dura aún se iba poniendo.


Intenté hacer el esfuerzo de no tocarme para nada, pero llegó a tal punto de dureza que empezaba a palpitarme, supongo que por la cantidad de sangre que debía haber acumulada ahí. Así que aproveché la situación de dormir desnudo, que es como sabes que duermo siempre, y empecé a acariciarme, pero no directamente. Ya que iba a masturbarme, y pensando en ti, lo haría a conciencia.

Te estaba imaginando llegando de rodillas desde los pies de la cama, sonriéndome, y desde las rodillas ibas subiendo con tu lengua por mis muslos hacia mi entrepierna. Cuando llegabas te ibas a la otra pierna, con el objetivo de excitarme aún más sin tocarme en la zona, hasta que llegaste. Con las manos me acariciabas la polla, la lamías con la lengua desde la punta hasta la base, sin dejar de acariciarla con las manos. Me lamías los huevos, y jugabas con ellos con la lengua, bajando con ella hasta el culo y volviendo a subir. Luego llegabas hasta la punta y la engullías de golpe, masturbándome sin sacártela de la boca. 

Podía sentir tu lengua golpeando mi glande, lamiéndolo entero. Y entonces me fijaba que con la otra mano eras tú la que te masturbabas. Podía ver el brillo de tu flujo en tus dedos, así que te cogía los dedos y empezaba a lamértelos, mientras con la otra mano era yo el que empezaba a masturbarte.

Pero sabes que hay pocas cosas que me gusten tanto como comerte el coño. Así que te coloco en 69 y empiezo a comértelo a saco. Mientras siento cómo sigues haciéndome una mamada estupenda, mi lengua recorre todos los rincones de tu coño, te follo con ella, lamo tus labios, atrapo tu clítoris con los dientes y lo golpeo con mi lengua. La llevo hasta tu culo y te doy la mejor comida de culo que te han dado nunca, mientras mis dedos te penetran.

Entonces te oigo gemir y noto cómo liberas tus flujos, un torrente de los tuyos me llena la boca y bebo con avidez. Me empeñó aún más en seguir dándote placer, te follo el coño con todo lo que tengo, mientras siento tu lengua por toda mi polla y mis huevos, y mientras siento el culo mojado por tu saliva, lo relajo cuando tratas de meterme un dedo. No sé por qué eso me ha excitado a tope.

Te doy la vuelta, de tal manera que esta vez soy yo el que está encima. Sigo comiéndotelo con ganas, tienes dos dedos de una mano metidos en el culo, tres de la otra en el coño, y mi lengua se trabaja tu clítoris arrancándote gritos y no gemidos. Noto cómo me pajeas, mientras tu lengua recorre mis huevos desde atrás, pasa por mi culo, vuelve a bajar a mis huevos, y en esa posición te metes mi polla en la boca.

Entonces me dices que no pare, que siga con ese ritmo, que estás a punto de correrte. Otro torrente me llena la boca de nuevo, y vuelvo a beberte con avidez. Cómo me gusta sentirlo en la boca, e incluso a veces en la polla si te estoy follando, y te quedas como sin respiración, hasta que un gemido te sale de la garganta, y tu mano empieza a perder ritmo con mi polla.

Pero con eso me basta y mientras te estoy lamiendo el coño más despacio, más suave, para que acabes de disfrutar la corrida, yo me corro a borbotones sobre tus tetas, tus pezones se vuelven casi blancos con mi leche, y empiezas a esparcilar entre ellos usando mi polla. Lames de nuevo mis huevos mientras estoy terminando de eyacular. No te lo he dicho nunca, pero es algo que me encanta. Que me coman los huevos mientras me estoy corriendo hasta un poco después, ufff...

Iba a contarte aquí el de las 6, pero creo que ese lo voy a dejar para otro post.

Te quiero cariño.

2 comentarios:

  1. Mmmm deleitoso. De esas ocasiones en que aun cuando es un sueño llegas a vez las estrellas de cerca.

    Saludos

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  2. Nos hace soñar y tocar vuestra pasión...

    Me encanta...

    Un beso desde mis Amanteceres

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