lunes, 26 de julio de 2010

Me cuesta controlarme contigo

Hacía tiempo que nadie me generaba las cosas que tú me generas. Cuando estoy contigo estoy bien, es como si todo estuviera en su sitio. Es una sensación que me gusta. Es cierto que no sólo te quiero, sino que te deseo también, y a veces con fuerza.

Pero cuando no estoy contigo, en los momentos en los que pienso en ti y desearía estar contigo por encima de otras cosas, el deseo también es fuerte, y me cuesta mucho controlarlo.

Aún pienso en el otro día, cuando te daba el masaje, y me moría por besarte la espalda, morderla; mientras te daba el masaje, mientras te acariciaba, tuve una erección, porque aún estando pegado a ti, el deseo era fuerte.

Los dos sabíamos que el momento no era bueno, que no podíamos hacer nada, y permanecimos abrazados un rato, lamentando la situación. Tú admitiendo tu excitación, y yo tratando de que no notaras lo que se había endurecido en mi entrepierna.

Luego te dejé en tu casa, después de las risas, porque tienes, o tenemos, no sé, la habilidad de hacer divertido incluso eso. Y después, cuando llegué a mi casa, tumbado sobre la cama y mirando al techo, te recordé. Volvió a mi mente la piel de tu espalda, las bragas a medio bajar que habían dejado a mi vista parte de tus nalgas, las mismas que había tocado hacía sólo un rato.


Mi erección, que hacía mucho que se había enfriado, volvió a aparecer, mientras fantaseaba con besarte el cuello, en esa misma posición. Es cómo mis labios recorrían cada centímetro de tu espalda, hasta llegar poco a poco hasta tus nalgas. Estas serían abandonadas por mis manos, y mis labios también ocuparían su lugar. Mis ojos ya estaban cerrados, y sólo veía ese momento, mientras mis manos ya habían empezado a hacer su trabajo en mi erección, contigo en mi mente.

En ese momento ya nada me importaba. No sabía si eso te gustaba o no, y a decir verdad sigo sin saberlo, aunque espero averiguarlo pronto, pero mis labios ya estaban entre tus nalgas, besando la piel interior, y mi lengua buscaba darte placer entre esos recovecos, acariciándote con ella toda la zona. Digo que no sé si te gusta, pero en aquella fantasía disfrutabas conmigo.

Poco después, cuando yo estaba ya a punto de llegar, subiste tus nalgas para que mi lengua abandonara tu ano y llegara hasta tus labios. En mi imaginación casi pude oír tu gemido, me encanta oírte gemir. Me pedías que te penetrara con la lengua, pero mi lengua ya buscaba tu clítoris.

Estuve un rato chupándolo, mordiéndolo, atrapándolo entre mis labios. Recordaba tu sabor, me gusta beberte, y entonces llegaba el orgasmo, y con el tuyo el mio. Y en ese momento lamenté que todo hubiera sido sólo una fantasía, porque no podía sentir tus labios en los mios, tus manos en mi pecho o en mi nuca. Porque ya no podía sentir mis dedos en tu piel, ni los tuyos en la mía.

Todo esto generas en mi; el deseo de tu abrazo, del sexo contigo, de tus besos que lo dan todo. Y cuando sé que no puedo tenerte en ese momento, es cuando más me cuesta controlarme contigo.

7 comentarios:

  1. Un deleite resulta leer la fantasia de tu mente y recrear las mías... Muy rico!!!

    Muchas gracias por comentarme... Ya que me diste la oportunidad de leerte...

    Besos!

    Piealdentro

    El culo: http://vozdepiel.blogspot.com

    POor si te animas a escuchar mi podcast... Saludos!

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  2. Me ha gustado... Seguiré pasando por aquí.

    Besos ;)

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  3. Diario de nuestros pensamientos: Ah sí? cuenta, cuenta.
    Piel: Claro que lo voy a escuchar, dalo por hecho.
    Secreta: Eres bienvenida siempre que quieras.
    laquesigueaqui: Tú sigue leyéndonos ;-)

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  4. Oye... bueno! Torrevientos, pareces mejor todo un prendefuegos, ahhh la pasión, me acabo de pasar un día lindo con un hombre muy guapo, que me parece buena onda, el caso es que es judio... y yo no.... el caso es que fueron muchos besos y no se si me vuelva a hablar para otros besos.... en fin.

    Y este relato bueno!!!! Es muyyyyyyyyyyyyyy sensual y me ha traido a la memoria los recuerditos de este anteayer... ahhhh me precipité, pero te confieso que hubo química explosiva y buenoooooooooooo el gusto es, y lo bailado ya nadie me lo quita, aunque tenga remordimientos, ojalá... no me censures de ahora en adelante por mi confesión y eso que no eres párroco...

    Que hagooooo??????????

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  5. Gabrielle Dupré: No podría censurarte. Pero puedo decirte que trates de disfrutar la vida, siempre con la verdad por delante, y tratando de no hacer daño a nadie. Sobretodo a aquellos a los que ames.

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